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Arquitectos: Linha de Terra Architecture, Mamey Home
- Área: 312 m²
- Año: 2025
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Fotografías:Eduardo Montenegro

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Una casa frente al mar, pensada para habitar el horizonte. Un cliente con el que ya habíamos trabajado en Madrid nos contactó con un nuevo encargo: proyectar su primera residencia en un solar privilegiado en la costa portuguesa, a las afueras de Ericeira cerca de Lisboa. Surfista y teletrabajador, el cliente buscaba un lugar abierto al paisaje y en estrecha relación con el entorno, donde poder encontrar paz y disfrute diario.


El terreno, en primera línea de costa y separado del mar por un acantilado, presentaba una topografía pronunciada y una orientación completamente volcada al oeste. En este enclave extraordinario, el encargo consistía en diseñar una casa que priorizara las vistas al mar, protegiera del soleamiento directo, construyera un espacio de intimidad frente a los vecinos y articulara los espacios exteriores con el interior de forma orgánica.

Desde el inicio, se trabajó con la premisa de situar la zona social y el dormitorio principal en relación directa con el paisaje. Tras varias exploraciones, el proyecto cristalizó en una estructura clara y ordenada: un cuadrado de 3x3 módulos, donde cada celda, definida por pilares —visibles y ocultos algunos—, corresponde a un espacio. Este esquema, una interpretación de la teoría de los nueve cuadrados de Jhon Hejduk, no sólo resuelve la distribución, sino que facilitaba una lectura arquitectónica coherente y flexible, con patios y terrazas que prolongan los interiores hacia el exterior.


La vivienda se desarrolla en dos plantas y una cubierta accesible que se convierte en una terraza con vistas 180 grados. La planta inferior, semienterrada, aprovecha el desnivel natural del terreno para albergar el garaje y las zonas de servicio y mejorar la eficiencia térmica . La planta superior se reserva para las estancias más privadas. Entre ambas, una doble altura articula la conexión vertical con una escalera ligera, que permite el paso de la luz y de las visuales.

El salón se sitúa en un nivel más bajo que el resto de la planta, ganando proximidad al jardín y reforzando la sensación de recogimiento frente al mar. La cocina abierta y funcional, se vincula con la zona social y con un pequeño patio en la planta superior, que introduce luz y ventilación natural. Las puertas ocultas, los espacios encadenados y los huecos enmarcados con nichos de madera —hacia dentro y hacia fuera— contribuyen a crear una atmósfera serena, cálida y cuidada al detalle.


En el interior, se optó por un pavimento continuo de cemento pulido y losa vista de hormigón, combinados con detalles puntuales en madera y metal que aportan textura y calidez. La casa se cierra a la calle y a las parcelas vecinas, pero se abre por completo al mar.

Aunque el proyecto se desarrolló en Madrid, la construcción se llevó a cabo en colaboración con el arquitecto portugués Raul Serra, quien coordinó los estudios técnicos, gestionó la licencia y dirigió la obra con un rigor y sensibilidad excepcionales, aportando una visión local que enriqueció cada detalle.











